Crowdfunding: ¿Qué es el financiamiento colectivo?
La historia del crowdfunding (o financiamiento colectivo) en nuestro país se remonta al año 2019, cuando la Ley de Promoción del Emprendedurismo (Ley N° 19.820) incorporó esta figura a la normativa nacional. En el año 2021 se implementó su regulación por el Banco Central del Uruguay (Circular N° 2377). Hoy, estas enunciaciones comienzan aponerse en marcha con la reciente aprobación de la primera licencia que permite el funcionamiento, en nuestro país, de una institución administradora de plataformas de financiamiento colectivo. Esto posibilitará, en el futuro cercano, la completa implementación de esta modalidad de inversión en el ecosistema uruguayo.
Pero ¿a qué nos referimos cuando hablamos de crowdfunding?
Las plataformas de crowdfunding son medios que permiten obtener financiación a través de sistemas digitales. La regulación nacional brinda una definición más específica y las presenta como un mercado de negociación de valores de oferta pública, abierto a la participación directa de los inversores, reservado a emisiones de monto reducido.
Su único objeto es poner en contacto, de forma profesional, a inversores -personas físicas o jurídicas que ofrecen financiación a un proyecto determinado- y promotores -personas físicas o jurídicas que buscan financiación para un proyecto determinado, que recibirán los fondos obtenidos. En el caso de la normativa nacional, que contempla el crowdfunding de inversión, los promotores son más bien emisores de valores.
Las plataformas simplemente se encargan de facilitar el contacto entre ambos participantes, permitiendo, poco a poco, la sustitución de las formas tradicionales de financiación por alternativas más democráticas y accesibles, potenciando el emprendedurismo.
¿Para qué sirve el crowdfunding?
El crowdfunding presenta un sinfín de beneficios que lo distinguen como una modalidad de inversión de bajo riesgo, que evita las conocidas contingencias de otras formas. Todos sus participantes -promotores, inversores y la propia plataforma de financiamiento colectivo- se ven beneficiados por su estructura.
En primera instancia, los promotores acceden a la financiación de proyectos por montos reducidos de forma más simple y eficaz. Esta solución es especialmente positiva para los startups, empresas que, generalmente, aplican el potencial de las TICs (tecnologías de la información y comunicación) en su operativa. Suelen ser relativamente nuevas en el mercado, por lo que conseguir grandes inversiones puede ser dificultoso, pero su alcance y sus posibilidades de crecimiento son exponenciales. En este sentido, por ejemplo, el Banco Central del Uruguay determinó que las empresas emisoras no podrán superar el monto anual de ventas de 75.000.000 UI(aproximadamente once millones de dólares) en sus últimos dos ejercicios económicos. Así, se incentiva a pequeñas y medianas empresas a diversificar sus fuentes de financiamiento.
En segundo lugar, los inversores pueden elegir entre un catálogo centralizado de proyectos en los que invertir, además de ver enormemente reducidos los costos transaccionales y las asimetrías de información existentes en el mercado de valores tradicional. Los riesgos son distribuidos entre un alto número de aportantes, por lo que se reducen las probabilidades de pérdida y se asegura una mayor posibilidad de obtención de los recursos necesarios.
En último lugar, debe considerarse que, generalmente, la empresa administradora de plataformas de financiación colectiva actúa como entidad registrante, agente de pago y entidad representante del emisor, lo que facilita enormemente el quehacer de las partes. Además, la plataforma es responsable de verificar y evaluar el cumplimiento delos requisitos aplicables a emisores y valores inscriptos en la misma y registrar los emisores y las emisiones ante el Registro de Mercado de Valores.
¿Cuáles son las modalidades de crowdfunding existentes?
La modalidad de crowdfunding a la que apunta la regulación emitida por el Banco Central del Uruguay es la del crowdfunding de inversión (equity-based crowdfunding o crowdinvesting), puesto que define a estas plataformas como sistemas electrónicos en los que se negocian valores y préstamos. Es decir, las considera un componente del mercado primario de valores, mercado financiero en el que se emiten valores y títulos por primera vez; si bien se encuentran obligadas a proveer un mercado secundario en el que se negocien los valores inscritos en la plataforma.
Sin embargo, existen un sinfín de modalidades que se adaptan, en atención a sus características, a las necesidades de cada caso.
- Crowdfunding de donación (donation-based crowdfunding)
En esta modalidad los inversores donan para apoyar proyectos concretos, sin ánimo de lucro, los que se encuentran generalmente asociados a iniciativas de índole social.
- Crowdfunding de recompensa (reward-based crowdfunding)
En esta forma, el aporte de los inversores tiene como contraparte una recompensa que no es de índole financiero. Es posible que la misma corresponda al valor de lo aportado o no, teniendo, en este último caso, una significación simbólica.
- Crowdfunding de participación en beneficios (profit-sharing-based crowdfunding)
Este tipo de crowdfunding permite que el inversor participe de los beneficios obtenidos por el proyecto, de acuerdo a las condiciones previamente pactadas.
- Crowdfunding de préstamo (crowdlending)
En este caso, los inversores y los emisores entablan una suerte de operación de préstamo. El reembolso se da al inversor (en este caso, operando más bien como prestamista) en los plazos preestablecidos y según el tipo de interés pactado.
- Crowdfunding de inversión (equity-based crowdfunding)
Esta modalidad permite que los inversores participen en el capital de la sociedad promotora. Las inversiones se tratan como un aporte de capital, lo que convierte al inversor en socio o accionista de la Sociedad. A este tipo de crowdfunding se dirige la regulación del Banco Central del Uruguay.
¿Qué particularidades tienen las plataformas de financiamiento colectivo en la normativa nacional?
Como fuere mencionado, la normativa y regulación nacional apuntan, claramente, al crowdfunding de inversión(equity-based crowdfunding). En este sentido, corresponden las siguientes apreciaciones.
De acuerdo a lo dispuesto por el Banco Central del Uruguay, las plataformas de financiamiento colectivo deberán solicitar su autorización para operar ante la Superintendencia de Servicios Financieros, que, basándose en razones de legalidad, oportunidad y conveniencia, decidirá su otorgamiento.
Para solicitar dicha autorización las plataformas deben cumplir con una serie de requisitos, entre los que se incluye el aporte de toda la información societaria relativa a su estatuto, representantes, accionistas y personal superior, además de información contable y de viabilidad operacional, descripción de su funcionamiento, manual de sistema integral para prevenir el lavado de activos y financiamiento del terrorismo, designación de un oficial de cumplimiento y código de conducta, entre otros.
Una vez otorgada la misma, deberán abrirse cuentas bancarias independientes, diferenciando su patrimonio y el de sus clientes, de modo de separar correctamente los fondos que se movilizan.
Sin dudas, la figura del operador de la plataforma de crowdfunding es la más compleja de todas las que participan en este fenómeno, en la medida en que el mismo se encarga de crear el entorno de interacción electrónica, brindar a los usuarios el acceso a los servicios y las aplicaciones que precisen los emisores y otras tareas de índole similar.
Sobre la novedad de la aprobación de la primera licencia para administradoras de plataformas de financiamiento colectivo
Aun considerando que la regulación delimitaba, al menos mínimamente, las formas de operar de estas plataformas, la materialización y puesta en marcha de la dinámica aún no se había logrado.
Finalmente, el 4 de enero de2024, el Banco Central del Uruguay otorgó la primera licencia de este tipo. Sin dudas, este hito marca el comienzo de una nueva etapa para el crowdfunding. La combinación de las nuevas tecnologías y el potencial de alternativas como esta, que democratizan y facilitan el emprendedurismo, será una pieza clave en el futuro de las inversiones.