En los últimos días de febrero, la Superintendencia de Servicios Financieros (SSF) publicó su Memoria Anual 2024 y su Plan de Actividades para 2025. En este documento, se resume y evalúa el cumplimiento de sus distintas funciones durante el período, además de detallar las actividades programadas para el presente año.
Entre las áreas evaluadas, destaca la prevención del lavado de dinero, el financiamiento del terrorismo y la proliferación de armas de destrucción masiva (PLAFT). Esta actividad constituye uno de los cuatro cometidos fundamentales del organismo. Sin embargo, las notas de prensa y artículos que abordan este tema suelen centrarse en la Senaclaft y en el control del sector de los Sujetos Obligados No Financieros (APNFD), dado que este último es ampliamente reconocido como un sector menos maduro en materia de prevención, con una percepción de riesgo baja en relación con las amenazas y vulnerabilidades asociadas al lavado de dinero.
El sector financiero, en contraste, cuenta con una normativa más consolidada, un mayor volumen de operaciones y un nivel más elevado de percepción de riesgo. Por ello, requiere un tipo de supervisión distinta. No obstante, a pesar de su relevancia, este sector recibe menor visibilidad pública y mediática. En la presente nota, nos enfocaremos en la supervisión que actualmente se realiza sobre el sectorfinanciero.
La SSF fue creada por el Banco Central del Uruguay (BCU) con el objetivo de regular y fiscalizar las entidades que integran el sistema financiero. Como se mencionó anteriormente, uno de sus cometidos principales es velar por el cumplimiento de las normativas antilavado por parte de los regulados financieros.
Existen dos tipos de supervisión por parte de la SSF:
- Supervisión "in situ": Se lleva a cabo con la presencia física del supervisor en las oficinas de la entidad supervisada.
- Supervisión "extra situ": Se realiza a distancia, basada principalmente en la información que los supervisados están obligados a remitir periódicamente a la SSF.
A continuación, se presenta un resumen de las inspecciones "in situ" realizadas en 2024, junto con las publicadas en la Memoria de 2023. En este cuadro se observan los sectores con mayor cantidad de supervisiones, destacándose las empresas de intermediación financiera, los intermediarios de valores, los asesores de inversión, los gestores de portafolios y las casas de cambio.
Sector 2023 2024
Empresas de Intermediación Financiera 14 14
Intermediarios de Valores 16 10
Asesores de Inversión y Gestores de Portafolios 8 7
Casas de Cambio 9 6
Otros 25 35
Total 72 72
La Memoria Anual detalla las distintas áreas en las que se ha enfocado la supervisión, aunque en todas ellas está presente la prevención del lavado de dinero.
En la Memoria 2023, la SSF había resumido los pilares de un Sistema PLAFT efectivo, incluyendo:
- Diseño del Sistema: Políticas, procedimientos, estructura, recursos asignados e informes generados.
- Debida Diligencia de los Clientes: Procedimientos para conocer a los clientes, identificar beneficiarios finales y transacciones.
- Sistemas de Monitoreo: Detección de patrones inusuales o sospechosos.
- Reportes de Operaciones Sospechosas (ROS): Detección, evaluación y notificación de operaciones sospechosas.
Asimismo, en la Memoria 2023 se señalaron áreas que se esperaban mejorar, tales como:
- Sistemas de monitoreo: Mayor respaldo documental y justificación de cierre de alertas.
- Parámetros de los sistemas de monitoreo: Ajustes en umbrales, desviaciones y tolerancias establecidas.
- Documentación de la debida diligencia: Actualización periódica.
- Gestión de operaciones inusuales: Procedimientos más detallados.
En la Memoria 2024 recientemente publicada, no se han realizado comentarios específicos sobre estos puntos. No obstante, a partir de la información obtenida de la SSF, se pueden destacar las principales preocupaciones que surgen de las actuaciones:
- Falta de cumplimiento de planes de acción comprometidos frente a recomendaciones de auditoría.
- Falta de una matriz de riesgo de la entidad.
- Plan de trabajo del Oficial de Cumplimiento sin objetivos claros.
- Ausencia de planes de capacitación efectivos para el personal.
- Manual de PLAFT y matriz de riesgo desactualizados.
- Fichas de clientes incompletas o sin firma.
- Falta de evidencia en el control de fraccionamiento de operaciones.
- Deficiencias en los sistemas informáticos para el monitoreo de transacciones.
- Informes circunstanciados sin la documentación de respaldo necesaria.
- Operaciones de clientes de montos significativos sin el respaldo documental adecuado.
Estos hallazgos resaltan la importancia de fortalecer los controles y mejorar la implementación efectiva del Sistema PLAFT en las entidades supervisadas. La supervisión de la SSF seguirá desempeñando un rol clave en el aseguramiento del cumplimiento normativo y la mitigación de riesgos en el sistema financiero uruguayo.